lunes, 25 de julio de 2011

PRAGATI Y PALLAVI

En los últimos dos meses, la familia Yashodhara ha aumentado de tamaño visiblemente. Las últimas dos recién llegadas son Pragati y Pallavi, de 12 y 10 años, que a los dos días de llegar al Hogar, ya asistían al colegio local.

Pragati y Pallavi vivían con su madre, ciega de un ojo, quien trabajaba en un pequeño puesto de llamadas locales que fue cerrado por la policía. Viuda desde que las niñas eran muy pequeñas, sus ingresos cesaron de repente, y sus posibilidades de aportar sustento a su familia se redujeron drásticamente debido a su discapacidad. La familia vivía de limosnas de vecinos y amigos, pero la madre no quería que sus hijas dejaran de asistir al colegio. A través de un conocido, contactó con Asha-Kiran, y rápidamente, nuestros trabajadores sociales fueron a visitarla e iniciaron los trámites correspondientes.

Tanto madre e hijas están muy agradecidas por la oportunidad que se les brinda. Pondremos todo nuestro esfuerzo en corresponder a su confianza con creces.

jueves, 21 de julio de 2011

NUEVOS VOLUNTARIOS ESPAÑOLES EN PUNE

A principios de este mes llegaron a Pune seis Voluntarios españoles, con el deseo de ofrecer a ‘nuestros’ niños sus propuestas creativas. Los talleres se están desarrollando en todos nuestros Proyectos: el Hogar Yashodhara, los Centros de Día, y los Colegios de Educación Primaria que Asha-Kiran está apoyando.

Ana, Elena, Montse, Álvaro y Ane (acompañada de sus dos hijos) han traído propuestas interesantes y diferentes: manualidades, pintura, confección de malabares y marionetas, expresión corporal, etc. Una de las Voluntarias, Maddi, se dedica a hacer videos y un registro fotográfico de los talleres. Las actividades de los Voluntarios seleccionados se escogieron entre casi un centenar, para finalmente formar un grupo con muchas ganas de experimentar, aprender, y compartir conocimientos, arte y corazón con los niños.

Cuando los talleres comenzaron en el Hogar Yashodhara, hubo toda explosión de creatividad por ambas partes. Los niños los esperaban desde hace días, pues saben que en este mes reciben la visita de españoles que vienen para aportar un ‘algo más’ a su quehacer diario. Los Voluntarios, por su parte, estaban expectantes de cómo serían recibidos y del impacto que causarían sus propuestas, pero como es usual, los niños abrieron sus brazos y los acogieron con amplias sonrisas y total implicación.

El trabajo en los Centros de Día les resultó impactante debido a las condiciones de vida de las comunidades marginales donde los Centros se encuentran. Se movieron emociones de solidaridad y rodaron algunas lágrimas, pero los talleres transcurrieron entre la alegría y el entusiasmo.

En los Colegios, los Talleristas encontraron con niñas y niños bastante tímidos y cohibidos al principio, pero que, al ver que podían expresarse con naturalidad, dieron rienda suelta a toda su espontaneidad infantil.

La vida en India contrasta dramáticamente con la vida en España… invita a un constante dejarse ir y relajarse, por lo que los Voluntarios también han tenido que hacer ajustes importantes en cuando a su flexibilidad ante los continuos giros en lo planificado, la simplificación de sus propuestas, la adaptación a otro tipo de alimentación y a la lluvia constante, la escucha adecuada en la comunicación con la población local para saber lo que se dice más allá de las palabras, etc.

Por lo tanto, el enriquecimiento y crecimiento no está siendo individual ni unidireccional; nace de una simbiosis equilibrada y afectuosa entre personas adultas, niños, actividades y entorno, que beneficia a todos.

sábado, 16 de julio de 2011

TRABAJO INFANTIL POR DEUDAS EN INDIA

Una de las formas más inhumanas y abrumadoras de explotación infantil es la antigua práctica de la servidumbre por deudas en India. En ella, el trabajo del niño se considera una garantía o aval para empresarios ricos y astutos que dan pequeñas sumas de dinero a la familia del niño a tasas de interés exorbitantes.

A los niños que son vendidos como mano de obra en condiciones de servidumbre, sólo se les da un puñado de cereales a cambio de su trabajo. Algunas veces, el período de esclavitud se extiende toda la vida, y tienen que trabajar a merced de sus ‘propietarios’ sin ninguna esperanza de ser liberados o rescatados. El padre de un niño en estas condiciones suele ser un trabajador pobre, sin educación y sin tierra. El acreedor es tradicionalmente algún gran terrateniente, prestamista u hombre de negocios que prospera a costa de niños vulnerables a ser explotados.

La práctica del trabajo infantil en condiciones de servidumbre persiste como un azote para la humanidad a pesar de las muchas leyes en su contra. Si bien son estrictas, estas leyes no son funcionales en cuanto a su implementación.

Inicialmente, el gobierno tomó iniciativas en la dirección correcta, pero con el tiempo, la mayor parte de sus esfuerzos se quedaron en nada. Además, los esfuerzos del gobierno no llegaron a las industrias de alto nivel como la fabricación de cigarrillos y el tejido de alfombras. De acuerdo a Cousen Neff, un funcionario de Human Rights Watch, "En lugar de cumplir sus promesas, el gobierno de India está empezando a dar marcha atrás mientras afirma que el problema se está resolviendo. Nuestra investigación demuestra que no es así”.

Neff también identificó un vínculo importante entre las castas y la esclavitud en la sociedad india. En muchos casos, las familias de dalits (intocables) trabajan en servidumbre por deudas, debido a la discriminación de castas y a la violencia, no sólo a la pobreza. El sistema de castas es uno de los pilares principales sobre los que se apoya el edificio de la servidumbre. A los intocables se les niega la posibilidad de adquirir tierras, se les obliga a trabajar en condiciones inhumanas, y se espera que realicen trabajos de forma gratuita. Esto se debe a que las llamadas castas superiores los boicotean socialmente y los someten a explotación económica. Esta actitud de la sociedad mantiene a las familias pobres prisioneras de la pobreza perpetua. Es muy importante que todos los donantes internacionales ejerzan presión sobre el gobierno de India para que haga cumplir las leyes contra la servidumbre y el trabajo infantil en el país.


viernes, 8 de julio de 2011

PARSHURAM Y PREM

Dos pequeñuelos más alegran el Hogar Yashodhara: Parshuram y Prem, de 7 y 4 años.

El pequeño es un terremoto y se gana la atención y cariño de todos. Prem significa amor, y cierto es que todos en Yashodhara estamos enamorados de él. Parshuram es muy cariñoso y está muy contento. Es un acróbata; se pasa el día haciendo la rueda y varias piruetas, y su sueño es llegar a ser piloto. Como todos los hermanos mayores, vela con absoluta devoción por su hermanito.

En la infancia uno recibe cuidados amorosos sin pedirlos y, siendo tan necesarios como la luz y el aire, se toman como algo normal. Pero cualquier criatura que sea privada de éstos en el momento necesario, queda sin duda empobrecida. Y en el Hogar no hay niño que no reciba el afecto y cuidado de los profesionales que están trabajando para su desarrollo.

Parshuram y Prem vivían con su abuela y padre. Su madre abandonó a su familia. Su padre, con problemas de alcoholismo, desaparece frecuentemente de la chabola varios días y no trabaja. La abuela trabaja comprando en el gran mercado y vendiendo pequeña mercancía en la calle, lo que la hace ausentarse del hogar desde las 4 de la mañana hasta las 2 de la tarde para ganarse apenas 1 euro diario. Los niños no asistían a la escuela y se quedaban solos en su chabola; su situación era de extrema vulnerabilidad.

Al crecer nuestra familia, crece la alegría de compartir, de vivir y de seguir trabajando. Tenemos muchos sueños por realizar.

domingo, 3 de julio de 2011

UN BUEY POR TREINTA NIÑOS

Los datos los recogía la agencia AsiaNews.it: un buen buey en India puede valer tanto como 30 niños. Porque sí, en India se venden niños.

El mundo celebra el aniversario de la abolición del tráfico de esclavos en el Imperio Británico a consecuencia del activismo del parlamentario cristiano William Wilberforce y otras personas comprometidas hace exactamente 200 años. Sin embargo, hoy continúa el tráfico de seres humanos y su compra-venta. En India, el 40 o 50% de las víctimas son niños, según la ONG india Bachpan Bachao Andolan (Movimiento Salvad los Niños).

“Un búfalo puede costar 15.000 rupias, mientras que el precio de un niño va de las 500 a las 2.000 rupias (de 10 a 40 euros)”, explica Bhuvan Ribhu, de esta asociación. Los activistas denuncian la corrupción policial generalizada en diversas zonas de India y cuentan casos de niños rescatados de burdeles y de trabajos forzados que son capturados de nuevo y revendidos con la connivencia de la policía. Es comúnmente admitido que India es el país del mundo con más niños trabajadores.

Aunque India está experimentando un crecimiento económico y empieza a contar con una clase media y técnica, aún hay masas empobrecidas. Un obrero de la construcción en Bangalore puede cobrar unas 30-40 rupias al día (aproximadamente un euro). La prensa local ha publicado historias de familias pobres que venden su segundo o tercer hijo. La pobreza, la corrupción policial y la falta de educación, permite a las redes que trafican con niños obtenerlos sin dificultad.

Fuente: ForumLibertas.com